Según un comunicado emitido por Trenes Argentinos a través de su cuenta oficial de Twitter, el servicio de dos ramales del Tren Roca se vio interrumpido durante la mañana del martes 6 de junio. Sin embargo, luego de dos horas de inconvenientes, la empresa confirmó que el servicio ha vuelto a funcionar con normalidad.
La interrupción del servicio afectó al Ramal La Plata – Constitución y al Ramal Bosques vía Quilmes. La empresa informó que se brindó un servicio reducido entre las estaciones Constitución y Quilmes, así como entre Berazategui y La Plata en el caso del Ramal La Plata. Por otro lado, el Ramal Bosques vía Quilmes presentó un servicio reducido entre Constitución y Quilmes debido a una colisión con una persona en la estación Ezpeleta.
El Tren Roca es una de las principales vías de transporte utilizadas por los habitantes que se desplazan entre la ciudad de Buenos Aires y las localidades del sur del área metropolitana. El ramal La Plata, afectado por la interrupción, abarca un trayecto que incluye varias estaciones importantes como Plaza Constitución, Avellaneda, Quilmes y La Plata, entre otras.
Es importante destacar que Trenes Argentinos trabajó para resolver rápidamente la situación y restablecer el servicio a la mayor brevedad posible. Los usuarios del Tren Roca pueden estar tranquilos, ya que el servicio ha vuelto a funcionar con normalidad y se espera que los trenes operen según el cronograma establecido.
Pero la intranquilidad crece a raíz de la suba de casos de suicidios en los caminos férreos, una pesadilla para los maquinistas que son empujados a contraer la responsabilidad de una muerte y cargar durante toda su vida con las imágenes mentales de cada uno de los sucesos.
«Cuando matás a alguien, lo matás varias veces: en el accidente, ante la empresa, ante el juez, ante los psicólogos, el abogado y, al menos un par de veces, con tu familia y amigos. Seis o siete veces lo matas», enumera con los dedos callosos por el continuo manejo de la manivela, Miguel González, maquinista por herencia familiar y vocación desde hace más de 20 años.
En cada recorrido, desde Constitución hasta La Plata, desde Once hasta Moreno o desde cualquier estación hasta su destino final, los conductores que deciden emprender con valor cada trayecto, desde su pequeño habitáculo, se ven atormentados por la posibilidad de ser protagonistas de un accidente, al frente de una formación y con la incapacidad de impedirlo.
«Un sueño recurrente para todos los maquinistas es despertarnos a mitad de la noche y sentir el ruido de los huesos debajo de la cama», dice y luego agrega:
«Cuando se atropella a una persona, el tren no le pasa por encima, sino que lo enrolla, lo envuelve hacia adentro. Primero se siente cómo se quiebran los huesos, es un sonido similar a cuando se rompe una madera. Después, debajo de nuestros pies, sentimos el ruido de las piedras entre las vías, que son levantadas por el cuerpo de la persona y rebotan sobre la chapa, debajo nuestro. Por eso los maquinistas apretamos la bocina ante un accidente: para tratar de no oír todos esos sonidos»
Estos profesionales del transporte ferroviario llevan sobre sus hombros una carga emocional abrumadora. A pesar de cumplir con su labor de manera responsable y seguir los protocolos establecidos, la angustia y el tormento mental que sufren ante la posibilidad de encontrarse con situaciones tan desgarradoras como el suicidio en las vías férreas no pueden ser ignorados.
«Un matrimonio quiso ganarle a la barrera, no llegó y los choqué. La mujer salió despedida del auto y murió en el acto. Me dijeron que estaba embarazada. El marido murió cuando iba al hospital. De todo eso me enteré por rumores o comentarios; siempre sabemos de quién se trataba, a qué se dedicaba y demás. Un año después, me llega una citación para declarar porque me habían iniciado un juicio por ese caso. Cuando pregunté quién era el denunciante me enteré que era el hombre del auto. Allí supe que estaba vivo y que su mujer no estaba embarazada. O sea, en cierto modo fue un alivio saber que no cargaba con tres muertes», dice.
¿cómo volver a encarrilarse después del horror?
La falta de recursos y medidas de prevención adecuadas para abordar este grave problema agrava la situación. Los maquinistas solicitan un mayor apoyo y comprensión tanto por parte de las empresas de transporte como de las autoridades competentes para enfrentar esta situación que afecta profundamente su salud mental.
Es fundamental que se implementen programas de apoyo psicológico y capacitación especializada para los maquinistas, con el objetivo de brindarles las herramientas necesarias para sobrellevar las consecuencias emocionales derivadas de estos trágicos eventos. Además, se deben fortalecer las medidas de prevención, concientización y seguridad en las vías férreas, a fin de reducir la incidencia de suicidios y proteger tanto a los maquinistas como a quienes utilizan el sistema ferroviario.
Estos testimonios fueron tomados de una entrevista realizada por José María Costa para La Nación, que fue motivada por la importancia que se volcó sobre la creación de pasos bajo nivel, una resolución a los accidentes automovilísticos que alcanzan los trenes día a día, siendo a la vez, una forma de salvar vidas, incluidas las de los maquinistas.
Miembro de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas)