HOMBRE Y CABALLO, BINOMIO INTERCOMUNICATIVO

 

Por Marina Donato

En tiempos  de cuarentena, en los cuales la comunicación se torna vital, no siendo satisfactoria la virtual,  que nunca reemplazará a la presencial…. me permitiré compartir algunas reflexiones sobre la relación que se da entre los animales y el ser humano, intercomunicación basada exclusivamente en el lenguaje de los gestos.

Concretamente,  me referiré al indiscutible compañero y asistente del hombre en toda la evolución histórica, el CABALLO, que desde su domesticación,  acompañó al hombre en sus tareas de caza, en batallas, en trabajo de arreo de ganado, en todas aquellas actividades en las cuales se requería la colaboración inteligente y de gran esfuerzo de su compañero.

Son incontables las historias que en torno a este noble animal se fueron entretejiendo a lo largo de los años.

Como no recordar por ejemplo,  la hazaña del cruce de la Cordillera en la campaña del General José de San Martín,  quien recibió el valioso apoyo de su caballo tordillo, de blanco pelaje como los picachos nevados de los Andes, y  todos los  caballos que se hicieron célebres al lado de sus amos,  conduciéndolos al éxito de sus proezas.

En este orden de ideas, recordaré a Bucéfalo, el brioso corcel que nadie podía montar y Alejandro el Magno, siendo pequeño, logro tranquilizarlo al percatarse que lo que lo asustaba era su propia sombra. Este caballo permaneció toda su vida junto a su amo, contribuyendo al éxito de sus hazañas.

   Babieca, el noble caballo que llevó al Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar, valeroso guerrero español en sus batallas en tierras de Sevilla, España.

   Incitatus, el corcel que gracias a su victoria en una carrera de carruajes, logro que su amo, el desquiciado Emperador romano Calígula, ganara una apuesta para salvar las arcas del  Imperio romano de la bancarrota,  en agradecimiento y en medio de su locura,  Incitatus fue nombrado Cónsul de Roma.

   Rocinante, el flaco jamelgo que dando ejemplo de lealtad, acompaño a su amo Don Quijote de la Mancha,  en sus aventuras que le deparaban su imaginación.

Debo remarcar que también el caballo,  ha sido protagonista de mitos y leyendas en variadas culturas.

Así los Centauros, seres  mitad hombre, mitad caballo que vivían en las montañas de Tesalia en abierto salvajismo.   Estas fábulas,  nacieron tal vez de gente primitiva al ver por primera vez hombres a caballo, creyendo que ambos formaban un solo cuerpo.

   Pegaso, el caballo alado, que nació de la sangre de la malvada Medusa, cuando Perseo, hijo de Zeus el  dios Supremo Creador, le cortó la cabeza y montó en él para volver a Egipto y liberar a su novia Andrómada.   Al morir Belerofonde,  Zeus, transformó a Pegaso en una constelación, dándole por misión llevar el rayo y los relámpagos y conducir el carro de la Aurora.  Luego pasó a ser el caballo de las 9 Musas (hijas de Zeus, que presiden las artes, letras y ciencias en la mitología griega)

La lista es larga para demostrar esa íntima relación que se trabó entre el Caballo y el Hombre.

Hoy día, su protagonismo queda circunscripto a determinadas tareas de campo, como el arreo de ganado y a la competencia deportiva , que reconoce varias disciplinas hípicas, desde la carrera de los SPC Sangre Pura de Carrera y Cuartos de Milla, hasta el salto , el adiestramiento, el volteo, la prueba de rienda, entre otras actividades hípicas.

Quiero destacar especialmente , una actividad bastante desarrollada en la Argentina, la Equinoterapia, vale decir el tratamiento, la recuperación de personas con discapacidad física o mental, a través de la monta de caballos mansos, con ejercicios de motricidad que llevan por ejemplo,  a que un pequeño afectado por autismo, desarrolle una comunicación extraordinaria con el caballo.

La competencia que desarrollan especialmente en la disciplina de adiestramiento paraecuestre, en el orden nacional y mundial, demuestra justamente,  que no hay impedimento físico o mental para alcanzar la categoría de amazona o jinete con todas las palmas.

Estoy convencida que la docilidad del caballo,  su fuerza y especialmente su inteligencia no pueden reemplazarlas los vehículos automotores de alta potencia y tracción de  cuatro ruedas… siempre quedará en el vacío, esa contribución de quien tanto respeta y conoce al Hombre.

¿Cómo se traba la relación entre caballo y hombre, cuando el primero carece del don de la palabra, no de conciencia, sino a través del lenguaje de los gestos?

Veamos algunos de ellos, la comunicación se traba en el movimiento de orejas,  boca, ojos, ollares (fosas nasales ) y cola.

Las orejas las puede mover hacia adelante, atrás y a los lados.   Si las para  firmemente y se mantiene estático, significa que algo ha llamado su atención.  Hay que mantenerse atento y esperar con curiosidad hasta  conocer  la causa.

Si las orejas van hacia adelante, puedes acercártele tranquilamente pues te está diciendo que tiene buen humor.  Si por el contrario,  algo lo pone de mal humor, pero tiene desconfianza, pondrá sus orejas y cabeza hacia atrás.

Si ves que ha puesto sus orejas completamente hacia atrás, pegadas a la cabeza, será mejor que te alejes de sus dientes o sus patas… está  muy enojado y podría desquitarse con el primero que este a su alcance.

Amenaza con la boca abierta, mostrando sus  dientes, mejor averiguar la causa y devolverle la calma.

¿ Cómo crees que te puede demostrar que está cansado?… lo hará de manera similar a lo que harías vos, sus ojos estarán soñolientos, semicerrados , dejará suelto el labio inferior y pondrá sus orejas relajadamente hacia los lados, como diciéndote, déjame descansar.

También expresan sus sentimientos con los ollares.  Los caballos son muy curiosos, se detienen y observan cualquier cosa que huela o luzca como nueva, cuando descubre  algo, o está nervioso dilatará sus ollares, cuando está de mal humor y quiere agredir a alguien, arrugará la nariz y los ollares.

Si mantiene la cola tranquila, hacia abajo, todo está en orden.   Si tiene la cola hacia arriba, está contento o nervioso.   Cuando pretende salir a todo galope, también mantiene la cola hacia arriba.   Si lo ves con la cola entre las patas, debes tratarlo bien y decirle algo cariñoso, ya que está triste y desmoralizado.   Si ves que mueve intranquilamente la cola de un lado al otro, descubrirás que está nervioso o que algo le atemoriza, o bien se está defendiendo de las moscas y otros insectos.

Patear con la mano delantera o la pata trasera, demostrará que algo le molesta.  Rascar con la mano delantera, está indicando impaciencia, quiere tal vez una recompensa…

El relincho generalmente es un saludo.  Cuando ven llegar a su amo, le relinchan como muestra de bienvenida, pero también puede ser cuando siente miedo, como señal de aviso que se siente amenazado.

El bufido es un sonido gutural, algo más grave que el relincho, que emite con la boca cerrada y los ollares bien abiertos.   Cuando se acerca la hora de la comida, bufa para que sepan que tiene hambre.

Con un resoplido, indicará a otro caballo o persona, que le conoce.   También resopla por curiosidad, cuando ve o huele algo desconocido.

Si se siente dolorido, se quejará con un sonido grave, bajo, sus ojos semi cerrados, están vidriosos y su mirada vaga.

Cuando encuentra un amigo o quiere entablar amistad con otro caballo, le rascará el cuello con los dientes.

Finalmente, quiero cerrar estas consideraciones, evocando lo dicho por alguien a quien tanto se le conoce como estadista y no por su condición de jinete avezado, me refiero a don Winston Churchill, quien expresaba que era un día perdido aquel que no podía montar a su caballo.

Pinamar, Junio 2020