La Argentina que ilusiona… ahora sí llegó a Qatar

Luego de un arranque dubitativo ante Arabia Saudita, finalmente el mundo conoció la verdadera cara del campeón de América.

La mochila pesa menos. El lastre ya no quita piernas. La Selección recuperó la memoria y volvió a ser la Scaloneta. La del pueblo. La que hace olvidar por un rato que no alcanza el mango, o que la inflación es una pandemia que ataca de muerte a los bolsillos argentinos, hace años. Volvió a hacernos ilusionar y se pareció al equipo que levantó la Copa América, en Brasil.

Costó, se sufrió y hasta se temió por la eliminación. Pero ahora sí comienza el Mundial. Los alumnos se sacaron un diez felicitado y lo mejor fue el equipo, la función colectiva ante la individual. El volantazo que hizo el entrenador dieron en la tecla y mostraron no solo que hay presente sino también que el semillero argentino es inagotable.

No siempre se puede estar al 100% y es un deporte de equipo. Los referentes, los pibes, los que entraron por la ventana y hasta los históricos fueron un relojito suizo. En el fondo se mostraron mucho mejor Otamendi y Cuti Romero, que fueron impasables.

Enzo Fernández pareció que era el 5 desde hace décadas y hasta Mac Allister fue muy similar al que brilla en la Premier y por un instante no hizo extrañar a Lo Celso. Y Julián Álvarez –tal como pasa en Manchester City– aprovechó su primera chance de ser titular y clavó un golazo.

La Selección no sólo jugó el mejor partido de la Copa del Mundo, sino que recuperó las credenciales. Se sacó la tremenda presión que se genera en cada mundial y volvió a ser ella. Tal como lo dijo Lionel Messi al término del partido: “Hoy volvimos a ser nosotros”.

Scaloni sacó chapa de entrenador en el Mundial y mostró que no le tembló el pulso. Metió manos en todos los partidos y dejó históricos en el banco. Siempre dijo que iba a jugar el que mejor estaba y así lo ejecutó. Sin importar las superestrellas, ni las credenciales. La celeste y blanca está por delante de todo.

Es mentira que en los Mundiales hay que ganarle a todos. Cualquier equipo va creciendo con el correr de los partidos y Argentina tiene esa chance. Al ser primero de grupo, evitó a Francia y en octavos tiene la posibilidad de ir contra Australia, un rival menor en comparación a los galos.

El fútbol en Argentina es la vida. Podrán pensar que está bien o mal, y hasta con razón en ambos casos. Pero es una realidad. Y el partido ante Arabia así lo evidenció. La atmósfera luego del cachetazo del debut en Qatar será inolvidable. Las caras de susto en el primer tiempo contra México hasta te invita a pensar si es necesario vivirlo tan intensamente. Pero es una vida cultivando y sufriendo el fútbol de esta manera. Es imposible cambiar.

Y más en medio de una Copa del Mundo. La selección volvió a su ADN. Ya recuperó la memoria. Cómo todos los gigantes cuando se despiertan y con el orgullo herido, son peligrosos. Ahora empieza el Mundial para Argentina.