El polémico barrio privado Hudson Park se ganó su reconocimiento a través de las estafas de público conocimiento que dejaron varios damnificados, los perjudicados invirtieron en la compra de lotes que nunca fueron otorgados. Hoy, este barrio se encuentra en plena transformación y el Municipio de Berazategui se involucra en la resolución del caso.
Habiendo regularizado la situación legal de los profesionales a cargo en el Colegio de Arquitectos, la Municipalidad de Berazategui solucionó el problema de más de 50 compradores que fueron estafados, otorgándoles la documentación correspondiente y cumpliendo con las normativas de la Ley de Hábitat N° 8912.
Cabe destacar que Hudson Park es parte de la contribución al proceso degradante de los humedales de Berazategui, sin embargo, casi sin darle importancia a los problemas que se desencadenarán a partir de esto, siguen las reformas en infraestructura a macro escala.
Los humedales contribuyen a contrarrestar las inundaciones, a brindar agua, a guardar en ellos una rica biodiversidad, además de almacenar carbono y muchos otros servicios ecosistémicos, sin embargo, no cuentan con la capacidad de aguantar una construcción con materiales hiper resistentes, por lo tanto, deben ser rellenados con metros de cemento, matando miles de especies de flora y fauna que habitan el lugar, junto con la restricción de utilizarlos como desagüe natural en cada temporal.
El proyecto urbanístico del lugar supera con su estilo a muchos otros barrios privados, rompe con el clásico modelo ortogonal y genera curvas y relieves atractivos y vistosos que lo hacen particular, pero, aunque existan varias bombas de desagote y sistemas para contrarrestar las inundaciones, la destrucción del ecosistema no cesará y traerá consigo más problemas.
Los protagonistas de la famosa estafa son los supuestos dueños (Omar Fassi Lavalle, Liz Fassi Lavalle, etc.), importantes inmobiliarias, reconocidos escribanos y martilleros públicos de Bernal, Quilmes y Berazategui. Al momento de las denuncias de los compradores, la fiduciaria (REI) de Carlos Molinari no reconoció nada de lo actuado por los desarrollistas del emprendimiento urbanístico; Marcelo Súarez (el arquitecto fallecido) y Valentín Darío Silvero Cuenca (el empresario de la firma Diseñarq), fueron quienes vendieron ilegalmente terrenos y luego los revendieron en varias ocasiones.