El concepto de viaje de lujo ha evolucionado hacia una dinámica más enfocada en experiencias significativas y personalizadas, desafiando la noción tradicional de exclusividad ligada únicamente al costo. En un contexto marcado por la crisis económica, los argentinos continúan explorando nuevas formas de viajar, impulsando tendencias que redefinen el segmento de alta gama.
Durante la segunda edición de Luxury Travel Talks, celebrada en el hotel Anselmo en San Telmo, María Laura Romero Mirci, organizadora del evento y directora comercial de The Trust Collection, destacó la emergencia del «lujo silencioso». Esta tendencia enfatiza vivencias diferentes y exclusivas, como las rutas del vino o los viajes a medida, alejándose de los estereotipos de precios elevados.
Se observa un interés creciente en los viajes multigeneracionales, donde abuelos invitan a hijos y nietos, alquilando villas con servicios en destinos exóticos como Turquía. Este enfoque refleja una búsqueda de experiencias únicas y compartidas entre diferentes generaciones.
Gustavo Schwindt, de la agencia Viajes Memorables, resaltó la tendencia hacia viajes personalizados, adaptados a las preferencias individuales de cada cliente. Se destaca la preferencia por destinos menos convencionales, como Laponia o Sri Lanka, donde se privilegia la autenticidad y lo natural por encima del ostentoso.
Además, se evidencia un cambio en la demografía de los viajeros de lujo, con un aumento notable de jóvenes interesados en este segmento, lo cual anteriormente era más asociado a personas maduras.
Andrea Tosi, de la agencia Promover, enfatizó que los turistas de lujo ya no se inclinan por destinos clásicos, sino que buscan explorar islas menos conocidas en el Caribe, como las Islas Caimán, destacando su compromiso con experiencias auténticas y respetuosas con el medio ambiente.
En el ámbito empresarial, los viajes de incentivo también se han reinventado. María del Mar Musciatti, de la Agencia Serandipians, mencionó la importancia de las experiencias personalizadas y emocionales, enfocadas en establecer conexiones con el personal corporativo. Ejemplos como realizar stand up paddle en la Antártida o disfrutar de un cocktail en el London Bridge ilustran la atención al detalle en estos viajes.
Por otro lado, los cruceros de tamaño reducido han ganado popularidad entre los viajeros de lujo. Marcas como Azamara ofrecen una experiencia boutique en alta mar, con atención personalizada y acceso a puertos más exclusivos, enriqueciendo la inmersión cultural en los destinos.
En resumen, el viaje de lujo se ha transformado en una búsqueda de experiencias auténticas y personalizadas, destacando la exclusividad basada en vivencias significativas por encima del mero gasto económico. Los argentinos, a pesar de las condiciones económicas, continúan liderando esta evolución en la industria del turismo de alta gama.