Carl Honoré, reconocido escritor y periodista escocés, ha dejado una huella profunda en su paso por Argentina al compartir su visión sobre cómo dejar de vivir una vida acelerada y frenética. Con su filosofía slow, Honoré ha desafiado los paradigmas establecidos y ha promovido un enfoque más consciente y equilibrado en nuestras vidas.
Durante su visita al país, el escritor ha reflexionado sobre los sistemas educativos y ha llamado la atención sobre la responsabilidad de la sociedad en el bienestar de las próximas generaciones. Honoré sostiene que los sistemas educativos, tanto en las instituciones como en los hogares, deberían adoptar un enfoque más lento y valorar las cuestiones emocionales en lugar de enfocarse exclusivamente en la búsqueda de modelos ideales de personas.
El autor ha expresado su preocupación por cómo la aceleración de la vida moderna está afectando la educación de los niños y jóvenes. Según Honoré, los sistemas educativos enfocados en la velocidad y la eficiencia pueden asfixiar la creatividad, la curiosidad y la capacidad de reflexión de los estudiantes. En lugar de eso, aboga por un enfoque más pausado que permita a los niños explorar y descubrir su propio ritmo de aprendizaje, valorando la importancia de las emociones y el bienestar integral.
La filosofía slow propuesta por Honoré busca desafiar la mentalidad de «correcaminos» que prevalece en la sociedad actual, en la que se valora la velocidad y la productividad por encima de todo. El escritor invita a las personas a desacelerar, a disfrutar del presente y a cultivar relaciones significativas.
En su paso por Argentina, ha tenido una oportunidad para reflexionar sobre nuestros estilos de vida y replantear la forma en que educamos a las futuras generaciones. Su mensaje de adoptar un enfoque más lento, valorando las cuestiones emocionales y liberándonos de los modelos rígidos de perfección, ha resonado en muchos corazones y ha generado un debate en torno a la importancia de vivir de manera más consciente y plena.
Con su experiencia y conocimientos, Carl Honoré ha dejado una marca en la sociedad a partir de su frase: “En un mundo adicto a la velocidad, la calma es un superpoder”, que invita a repensar las formas de vivir y educar. Su filosofía expresa la necesidad de una descompresión en los niños, porque cuando los chicos son más chicos, van a poder crecer en función de su propia vocación, de sus aspiraciones y deseos.
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