En diálogo con Patricia Welisiejko y Norma Silvestre, coordinadoras del proyecto Biblioteca Popular «Del otro lado del árbol», en Ezpeleta.
Una madre inspirada en su hija
Patricia: La primera biblioteca está en el parque Saavedra, frente al hospital Ludovica (La Plata). Surge hace ocho años ya, a partir de una mamá que se llama Paula que tiene una hija, Pilar. Paula empezó el proyecto a partir de que Pili fallece en el hospital por una enfermedad terminal. El nombre de la biblioteca surge del libro preferido de Pilar, «Del otro lado del árbol», que tiene sólo ilustraciones. Trata de una nena que es muy curiosa, que se mete en un bosque, se asoma a una casita y encuentra un ser bastante horripilante, se asusta, sale corriendo y se sienta junto a un árbol. Este ser sale atrás de ella y se pone del otro lado. Empieza a decir «había una vez» y a partir de eso, aparecen los personajes más fantásticos que esta nena se pueda imaginar. Entonces, de ahí en más, todos los días la nena vuelve a que este ser le cuente historias. A Paula le pasa algo parecido. Alguien en el hospital Ludovica le dice que hay un lugarcito, una especie de container chiquito dentro del parque Saavedra. Paula va con otras personas, se asoma a la ventanita del container y así empieza a nacer este proyecto, porque ella iba todos los días a leer cuentos a Pili y otros nenes dentro del hospital. Empieza chiquitito, medio itinerante, y luego va creciendo con diferentes personas que deciden ser voluntarias. Ahora hay dieciséis mil quinientos libros aproximadamente, se hacen talleres todos los sábados, hay bebetecas funcionando todos los días, hay socios que pueden sacar libros y volverlos a traer. Ellos tienen, creo, que cincuenta organizadores y varios voluntarios también. A partir de eso empezamos a surgir nosotros en Ezpeleta.
La iniciativa, traída a Ezpeleta
Patricia: Yo particularmente fui primero a visitarla con estudiantes del profesorado del nivel inicial, que además decidieron hacer una bebeteca artesanal y la donaron al lugar. Nos nace la idea a mí y un grupo de personas bastante grande. Empezamos a juntar firmas en diciembre del año pasado, presentamos el proyecto en el concejo deliberante de Quilmes para ver si nos dan la cesión de la plaza 25 de Mayo (Carbonari 475), porque la idea es que funcione ahí.
Miembros y coordinación
Norma: Formamos dos grupos, uno es el de organización y somos veintidós, y en el otro, que es de voluntarios, sumamos alrededor de setenta personas, que también se hacen presentes en la plaza ese domingo por mes. Todos los que estamos en este proyecto lo hacemos de manera voluntaria, es una organización sin fines de lucro, y lo único que se hace con respecto a juntar dinero es para pagar la personería jurídica.
Entre libros, juegos y canciones
Patricia: El 31 de marzo de este año fue el primer encuentro en la plaza. Contamos con un grupo de candombe que se llama Malungos; espacios de lectura, de arte, y también de narración de historias y escritura de poesías. Después hicimos otro en abril y en mayo. Uno de los que hicimos también fue para adultos, con Carlos Dotro, quien fue a narrar historias a la sociedad edilicia y cultural de Ezpeleta, estamos trabajando junto con ellos. Eso fue con el objetivo de juntar fondos para el trámite de personería jurídica. Desde el concejo todavía estamos esperando la cesión, y estamos pensando hoy en día en qué espacio va a funcionar porque buscamos diferentes alternativas: vagón de tren o de subte, colectivo, container, construcción en seco, y viendo qué vamos a instalar. También plantamos un árbol, pusimos nuestro primer cartel y en el segundo encuentro vino la orquesta municipal La Sonora, de chicos, que funciona en la escuela primaria 5 de Ezpeleta. Su director es Charly Pasini.
Norma: Los encuentros se hacen el primer domingo de cada mes en la plaza. Hay lugarcitos donde ponemos mantas y armamos rinconcitos: uno para explorar cuentos, otro para que los bebés jueguen con juguetes tipo plaza blanda, otro donde están los susurradores, poesía, un espacio de dibujo donde le damos a los chicos crayones y hojas, y en este último armamos con sus dibujos unos banderines que van a ir colgados de todos los árboles. También, con los dibujos de los encuentros anteriores armamos un libro. El secundario Belgrano, en la parte de arte, va a armar este libro con los dibujos de los chicos. También vino Maria Laura Ahmed, amiga de la biblioteca, quien cantó canciones infantiles y los nenes dibujaban sobre esto. Con eso vamos a armar nuestro primer cancionero. Una tejedora, Eri White, nos enseñó crochet. Así se van armando propuestas donde no sólo participan los nenes sino también sus familias.
Patricia: Otro objetivo es armar libros artesanales para que formen parte de la biblioteca y también tener una parte de estos para adultos porque la gran pretensión es que la familia venga con les chiques a participar. También, estamos interaccionando con la escuela primaria 14 («Feliciano Chiclana», de Ezpeleta), porque una de las voluntarias, Gladys, es bibliotecaria de ahí. La idea es que los chicos escriban poesías y hacer otras actividades para que formen parte del material de la biblio, porque también queremos escribir un libro de poesías. Norma está trabajando en una escuela especial, la 502 de Berazategui, donde los estudiantes nos van a hacer mesitas en su taller de carpintería, y las chicas del instituto 54 de Florencio Varela donde yo trabajo van a hacer prácticas de educación no formal, propuestas durante la semana a los chicos de la escuela 14.
Norma: También recibimos libros infantiles. La gente nos escribe en la página para hacer la donación. Con los que no forman parte de la biblioteca, como los de adultos, se hace una especie de gratiferia en la plaza y se entregan gratuitamente.
Recuperar el espacio público y defender los derechos de los niños
Norma: La necesidad que se detectó es la de poder recuperar el espacio público, y sobre todo, que es el espíritu de la biblioteca de La Plata, un lugar de defensa de los derechos de los pibes y las pibas. Nosotros lo vemos bien en concreto cómo ellos esperan y preguntan cuándo llega el día en el que van a estar de nuevo en la plaza dibujando, jugando, cantando, siendo ellos los protagonistas, pensando, leyendo. La idea es tejer redes con la comunidad. Con el sólo hecho de haber arrancado, es impresionante ver cómo se mueve y crea esta red de personas que están haciendo por distintos lados muchas cosas por la cultura, y en nuestro caso por las infancias. Somos ya ocho bibliotecas en la provincia de Buenos Aires, y están abriendo una nueva en El Pato, Berazategui.