Desde hace al menos dos años, la comunidad de Hudson ha estado enfrentando un preocupante problema ambiental: el corte sistemático de cañas conocidas como «tacuara» e «indias» en el Bosque de Hudson. Estas plantas exóticas, aunque no nativas, han llegado a formar parte integral del ecosistema costero local, creando un microambiente esencial para diversas especies, incluyendo algunas autóctonas. Este microambiente contribuye significativamente a la conservación de la rica biodiversidad de la ribera de Hudson.
Sin embargo, las autoridades municipales han sido acusadas de permitir y, en algunos casos, facilitar el corte ilegal de estas cañas. Se alega que las cañas son cortadas y transportadas por el río hasta la rotonda de la calle 63, donde son apiladas junto al puesto de la Guardia Urbana y los guardavidas. Posteriormente, se cargan en un camión Mercedes Benz 1114 y/o una Ford Ranger Azul, que salen por la calle 63 y continúan hasta Pueblo Nuevo, donde se construyen cercos con estos materiales para su venta. A pesar de las denuncias presentadas ante la Fiscalía y el Intendente Municipal, estas actividades continúan sin cesar.
Es importante destacar que el corte de caña ocurre en zonas catalogadas como amarillas, el propio camino de Sirga y otros lugares del Bosque de Hudson. Esto se considera una violación de múltiples leyes, incluyendo la Ley de Bosques, la Ley de Ordenamiento Territorial de la Provincia de Buenos Aires, la Ley de Hábitat, así como los artículos 41 de la Constitución Provincial y 28 de la Constitución Nacional, entre otras normativas. La situación es especialmente preocupante en el sur del Arroyo Baldovinos, que forma parte de la Reserva de Biosfera Pereira Iraola.
Este preocupante incidente es visto por muchos como parte de un patrón más amplio de destrucción del Bosque de Hudson, que ha sufrido daños previos por la construcción de barrios privados y por incendios intencionales. La complicidad aparente de las autoridades municipales en este asunto ha generado indignación entre la comunidad local, que exige medidas concretas para preservar el Bosque de Hudson.
La movilización social se perfila como la única vía para proteger este ecosistema vital y detener la degradación ambiental que amenaza a Hudson. La comunidad está decidida a defender su entorno natural y a garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la belleza y la biodiversidad del Bosque de Hudson.