A partir del último relevamiento del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), el Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires, Walter Martello, calificó como “extremadamente preocupante” la suba de los indicadores de “inseguridad alimentaria” y la retracción en la cobertura de los programas sociales en todo el país, situación que se registra con fuerza en territorio bonaerense.
Martello también advirtió por la acelerada pérdida del poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH), medida en función de la variación de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), en el Gran Buenos Aires. Concretamente, perdió más de 4 puntos porcentuales en un año ya que, en 2017, la AUH permitía cubrir el 70% de lo que necesita un adulto para adquirir los bienes de la CBA en el Conurbano y actualmente bajó al 65,9%.
En ese contexto, Martello remarcó que “resulta urgente” que se incremente el denominado Fondo de Reparación Histórica, se destinen esos recursos a inversión social y se avance en el otorgamiento de un plus que equipare la AUH respecto a lo que perciben familias radicadas en el sur del país, donde el beneficio está un 30% por encima en términos nominales y permite cubrir una mayor parte del costo de la CBA regional.
En caso de que el Gobierno nacional dé una respuesta a lo que viene solicitando la Provincia, en cuanto a la actualización del ex Fondo del Conurbano, implicaría la llegada de recursos del orden de los $19.000 millones.
¿Qué es la inseguridad alimentaria?
Es un indicador que expresa la reducción involuntaria de la porción de comida y/o la percepción de experiencias de hambre por problemas económicos durante los últimos 12 meses. Según la UCA, este año la inseguridad alimentaria severa llegó a afectar al 6% de los hogares -en los que reside el 7,9% de la población urbana-, siendo la cifra más alta de la década. Esta situación impactó en mayor medida en los hogares del Conurbano Bonaerense. En tanto, la indigencia golpea con mayor crudeza en niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años: en este rango etario, la tasa supera en un 78% a la media nacional.
Los datos expuestos por la UCA también evidencian la persistente infantilización de la pobreza en la Argentina urbana. La pobreza afecta con más intensidad a niños/as y adolescentes -0 a 17 años- y jóvenes -de 18 a 29 años-. En el tercer trimestre de 2018, se estima que el 46,3% de los niños/as y adolescentes vivían en hogares pobres. Se trata de la proporción más elevada desde el tercer trimestre de 2016 y es casi 1,5 veces mayor que la tasa registrada a nivel general.
Asimismo, en el último año tuvo lugar un preocupante descenso del porcentaje de hogares y de la población en situación de pobreza que accede a transferencias monetarias provenientes de programas sociales. La tendencia se debe al empobrecimiento de sectores pertenecientes a estratos medios que no acceden a la asistencia del Estado. Algunos números hablan por sí solos: mientras que en 2017 el 43% de los hogares pobres de estrato medio no profesional estaba cubierto por políticas asistenciales, este porcentaje descendió al 23% en 2018 a nivel nacional.