En un mundo laboral que evoluciona constantemente, la formación en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática) se consolida como una tendencia educativa en crecimiento. Este enfoque busca preparar a los trabajadores del futuro no solo en habilidades técnicas, sino también en la capacidad de abordar problemas complejos y de influir en la transformación social desde diversas áreas. Sin embargo, a pesar de la importancia de estas carreras, se revela una preocupante brecha de género en el ámbito STEM, con una proporción significativamente baja de mujeres matriculadas en estas disciplinas.
La UNESCO señala a nivel mundial que solo el 35% de las personas que estudian carreras STEM son mujeres. En Colombia, un informe de la EdTech Henry destaca que solo tres de cada 10 personas graduadas actualmente en carreras STEM son mujeres, generando inquietudes sobre el futuro de la innovación y el abordaje de los desafíos actuales y futuros.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informa que en la mayoría de los países de la región, la proporción de mujeres graduadas de carreras STEM no supera el 40%, siendo los campos de ingeniería e industria, así como las tecnologías de la información y comunicación, los más críticos con bajas participaciones femeninas.
Un informe de la EdTech Henry en Colombia revela las razones detrás de esta disparidad. La falta de tiempo, dinero y apoyo encabezan la lista con un 68%, seguido de la falta de confianza con un 46%. La desconfianza en las propias capacidades, el miedo a no conseguir empleo y la preocupación de que las empresas prefieran contratar a hombres son también factores citados por las mujeres encuestadas.
Llama la atención que, a pesar de esta brecha, un informe del Servicio Público de Empleo en Colombia muestra que las mujeres ingenieras tienen hasta un 95% de posibilidad de encontrar trabajo a los seis meses de titulación, con salarios más competitivos en comparación con otras carreras.
Silvana Cataldo, especialista en innovación educativa, señala que existe un sesgo persistente que asocia las áreas STEM como no aptas para mujeres. La educación se presenta como una plataforma esencial para deconstruir estos estereotipos de género. Cataldo destaca la importancia de estimular el interés de las niñas desde temprana edad en áreas como programación, robótica y resolución de desafíos interdisciplinarios para cambiar percepciones preconcebidas arraigadas en la sociedad y el entorno familiar.
La equidad de género en las carreras STEM no solo es esencial para el progreso individual, sino también para el desarrollo sostenible e innovador a nivel global.