Con el cierre del año, la carga de estrés se intensifica, sumándose a la ya abrumadora agenda laboral y personal. El síndrome de burnout, definido como un estado de agotamiento físico, mental y emocional debido a situaciones de estrés crónico en el ámbito laboral, se convierte en una preocupación latente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica este cuadro por tres dimensiones: agotamiento de energía, distancia mental del trabajo y reducción de la eficacia profesional.
Según expertos en gestión del talento de Randstad, hay cinco factores cruciales para detectar el burnout:
- Fatiga crónica y problemas de sueño: La sensación constante de cansancio, incluso después de un buen descanso, junto con insomnio y cambios en el apetito, son indicadores claros de burnout.
- Falta de concentración y descenso del rendimiento: La fatiga extrema afecta la toma de decisiones y la concentración, disminuyendo la productividad y haciendo que las responsabilidades laborales sean abrumadoras.
- Desinterés y falta de motivación: La pérdida de interés en tareas que antes eran gratificantes, la falta de energía y el rechazo por el trabajo son señales de burnout.
- Frustración, irritabilidad y negatividad: El estrés crónico provoca irritabilidad, negatividad y malhumor, afectando las relaciones laborales y personales.
- Problemas vinculares y aislamiento: El agotamiento impacta la manera de relacionarse, llevando al aislamiento y la falta de colaboración.
Andrea Ávila, CEO de Randstad, destaca la importancia de que las organizaciones estén alertas, especialmente en esta época del año, para detectar signos de agotamiento en los equipos. «El rol de los líderes es indispensable para detectar cualquier signo de agotamiento dentro de sus equipos y actuar a tiempo», enfatiza Ávila.
Medidas de Prevención:
- Aprender a delegar: Delegar tareas y comunicar límites es crucial para evitar sobrecarga y preservar la salud.
- Fijar objetivos razonables: Visualizar objetivos pragmáticos y alcanzables, considerando el equilibrio entre desarrollo profesional y realización personal.
- Establecer límites: Poner límites, decir no y evitar sobrecarga de compromisos son esenciales para equilibrar trabajo y vida personal.
- Enfocarse en el disfrute y cuidado personal: Reservar tiempo para el disfrute y la desconexión, cuidar la alimentación y dormir adecuadamente son clave.
- Incorporar técnicas para manejar el estrés: Realizar actividades que regulen el estrés, ya sea deporte, yoga o meditación, ayuda a mantener el equilibrio.
- Asumir y comunicar la situación: Ante síntomas de burnout, comunicar la situación a superiores y colegas para recibir apoyo y comprensión.
Ávila concluye: «Si bien estas sugerencias pueden ayudar, es importante recordar que cada persona es única, así como sus necesidades. El rol de los mandos medios de las organizaciones es clave en la gestión del bienestar, demandando líderes empáticos y centrados en lo humano». En un contexto económico incierto, la atención al bienestar laboral es esencial para prevenir el síndrome de burnout y mantener un equilibrio saludable entre la vida profesional y personal.