«¿Realmente queremos ser recordados como la generación que enterró su cabeza en la arena, que trapicheó mientras el planeta ardía?», expresó António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante la inauguración en Madrid de la vigesimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP25.
El evento, que se extenderá hasta el 13 de diciembre, trata múltiples aspectos de la crisis climática, como la deforestación, los pueblos indígenas, el papel de las ciudades, las financiaciones, la tecnología y el género. La COP25 marca el comienzo de un proceso de 12 meses para revisar los compromisos adquiridos por los países en virtud del Acuerdo Climático de París 2015, y garantizar que sean lo suficientemente ambiciosos para derrotar la emergencia climática.
Guterres dijo a los líderes mundiales que “nos encontramos ante una coyuntura crítica” y que está en sus manos elegir entre dos caminos: el de la rendición, que pone en peligro la salud y la seguridad de todos en el planeta, o el de la resolución y soluciones sostenibles.
“Un camino donde más combustibles fósiles permanecen donde deberían estar, en el suelo, y donde estamos en camino a la neutralidad de las emisiones de carbono para 2050. Esa es la única forma de limitar el aumento de la temperatura global a los 1,5 grados necesarios para fines de este siglo”, expresó, y reclamó a los países emisores “la ambición política que pide la gente”. Hacer menos, dijo,” será una traición al conjunto de la familia humana y de las generaciones venideras”.
En varias regiones del mundo, las centrales eléctricas de carbón continúan construyéndose en grandes cantidades. El titular de la ONU recalcó que “o detenemos esta adicción al carbón o todos nuestros esfuerzos para enfrentar la crisis climática estarán condenados”.
Los últimos cinco años han sido los más calurosos registrados y se dieron eventos climáticos extremos, desde huracanes hasta sequías, inundaciones e incendios forestales. “Los cascos polares se están derritiendo a un ritmo rápido, los niveles del mar están subiendo y los océanos se están acidificando, amenazando toda vida marina”.
Mientras tanto, las plantas de carbón continúan siendo planificadas y construidas, y grandes partes importantes de la economía global, desde la agricultura hasta el transporte, desde la planificación urbana y la construcción hasta el cemento, el acero y otras industrias productoras intensivas de carbono, todavía se manejan de maneras que son insostenibles.