Cada tarde, el paisaje de La Saladita, en Sarandí, experimenta una metamorfosis asombrosa. Lo que solía ser un espejo de agua donde los niños del barrio y sus alrededores cazaban ranas, se dió espacio a la creación de un lugar de recreación y deporte, con la Escuela Municipal de Canotaje como punto de encuentro.
La Escuela Municipal de Canotaje nació en la década de los 80 gracias a la iniciativa de Horacio «Cacho» Sobrero, quien solía remar en la zona norte hasta que descubrió La Saladita y decidió entrenar allí. Así comenzó el origen de esta escuela, en un humilde descampado con un espejo de agua. A finales de los 80, cuando el Canotaje ya formaba parte del Centro Náutico de Avellaneda, Sobrero tuvo diferencias con los responsables de la institución y decidió mudarse al otro extremo de la laguna. Fue entonces, con la formación de una cooperadora, cuando se comenzó a construir lo que hoy conocemos como la Escuela Municipal de Canotaje.
Con el paso de los años, la escuela ha crecido tanto en número de participantes como en infraestructura. Actualmente, cuenta con diferentes embarcaciones y espacios para el entrenamiento, incluyendo embarcaciones escuela, embarcaciones de competición de nivel inicial y embarcaciones olímpicas. Además, dispone de un gimnasio y un quincho que se espera reformar próximamente.
La Escuela Municipal de Canotaje ofrece diversas alternativas para alrededor de 200 personas, desde canotaje inicial para niños de 8 a 12 años, hasta kayak polo. También cuenta con equipos competitivos en la disciplina de Velocidad, abarcando diferentes categorías y edades.
El entrenamiento en la escuela requiere un compromiso diario, con sesiones de remo, entrenamiento de fuerza y preparación física que pueden durar entre dos y tres horas y media al día. Pero no todo se centra en la competición, ya que la escuela busca también promover la participación social y el acceso igualitario a las actividades deportivas. En ese sentido, se ha creado el Centro Municipal de Actividades en la Naturaleza, un proyecto que permite a las escuelas públicas disfrutar de excursiones y campamentos.
José Omar Albornoz, subdirector de la Escuela Municipal de Canotaje y licenciado en Educación Física, destaca la importancia de las actividades deportivas en su vida, proveniente él mismo de una escuela municipal. A través de la escuela, se brinda también apoyo social a los niños y jóvenes, ofreciendo días recreativos donde las preocupaciones se dejan de lado.
Además, la Escuela Municipal de Canotaje de Avellaneda se destaca por su enseñanza de kayak polo, siendo pionera en todo el país en esta disciplina. Ocho de los doce jugadores de la Selección Nacional de kayak polo provienen de esta escuela, lo que demuestra su relevancia y calidad educativa.
La Escuela Municipal de Canotaje de Avellaneda continúa siendo un espacio de crecimiento, aprendizaje y diversión, donde los deportistas exploran su pasión por el remo y el canotaje. Con su enfoque en la inclusión social y la formación integral de los participantes, sigue dejando su huella en la comunidad y marcando el camino en el mundo del canotaje en Argentina.