Diariamente Nueva Época recibe quejas sobre la inseguridad que el vecindario de Quilmes sufre por falta de presencia de fuerzas de seguridad, tanto provincial como comunal. El vecino quilmeño está en total desprotección, más aún, si tal como se ha dicho en la prensa, el gobierno provincial habría liberado a aproximadamente 1.600 presos.
Después de las 15 queda muy poca gente en las calles del municipio de Quilmes. Las personas se vuelven a sus casas, pero no por temor al Coronavirus sino por pánico a ser víctimas de la delincuencia que asuela el partido.
Esas personas no tienen ni pueden conseguir trabajo, no sólo por sus antecedentes sino porque el mercado laboral, como sabemos, está en abismal achicamiento a causa de la disminución de la actividad económica como por imposibilidad de trabajar, como ocurre en sectores como bares, restaurantes, turismo, etc.
Las entraderas, los robos a mano armada, como la apertura de baúles de autos por el sistema de desbloqueo, son permanentes en el municipio quilmeño.
Días pasados lastimaron ferozmente a un joven en Barrio Parque Bernal para quitarle una bicicleta; se nos informa que todos los días se rompen vidrios de automóviles en pleno centro comercial de Quilmes para robar cosas del interior de los automóviles, como le ha ocurrido a un conocido abogado penalista, que en cinco minutos que dejó su automóvil estacionado para hacer una compra rápida en una farmacia de la calle Videla, al regresar a su vehículo se encontró con un vidrio roto y el faltante de su maletín profesional con una notebook y documentación referida a su trabajo.
El sábado pasado en la calle Belgrano a metros de Zapiola en Bernal, un vecino estacionó y cerró su auto en la puerta de la iglesia para hacer una compra de cinco minutos y cuando regresó se encontró que le habían bloqueado el cierre de puertas y robado todo lo que tenía en el interior del automóvil. Estos casos no se denuncian porque nadie quiere pasar horas en una comisaría sabiendo que todo es inútil,
En Plaza Conesa esta modalidad de robo por bloqueo de cerradura parece ser una constante. El vecino cree que trabó la puerta y cuando regresa advierte que había sido bloqueado el cierre quedando el auto abierto. En esta modalidad suele haber al menos tres delincuentes, uno que campanea desde la vereda y traba el cierre de las puertas, otro que abre los baúles y las puertas para apoderarse todo lo que hay en el interior para luego subirse a la moto o al auto de un tercero y escapar. En sus quejas, ya varios quilmeños nos han hecho saber que han decidido ir a vivir al interior; a Jujuy, San Luis o Mendoza, en cuanto pasen los impedimentos impuestos por el Coronavirus. No soportan más el peligro de los robos permanentes.