En un inesperado y polémico conflicto en la Universidad de Quilmes, un investigador principal del CONICET y profesor titular, Guido Galafassi, se encuentra en el centro de las acusaciones por persecución laboral e ideológica. Todo comenzó cuando una tesista y becaria de la UBA presentó una denuncia en su contra, desatando una serie de acontecimientos que han agitado el debate sobre la violencia de género y la legitimidad de las denuncias.
La denuncia de la presunta víctima se basaba en la negación de financiamiento para trabajos de campo por parte de Galafassi. Sin embargo, pruebas presentadas posteriormente indicaron que la denunciante no formaba parte del equipo de investigación y se desempeñaba como «colaboradora externa», lo que la inhabilitaba para recibir dicho financiamiento.
A pesar de las evidencias en su defensa, el reconocido investigador y docente sufrió graves consecuencias. La Universidad de Quilmes aplicó un sumario de forma inmediata, resultando en la renuncia de Galafassi a la dirección del Centro de Desarrollo Territorial, su separación de la maestría que él mismo había creado, la pérdida de su cargo de director y la expulsión de un curso obligatorio. Finalmente, fue cesanteado de sus funciones académicas.
Esta situación provocó una fuerte reacción por parte de docentes, estudiantes, graduados, investigadores y colegas de distintos ámbitos académicos, quienes manifestaron su apoyo y desagravio hacia Galafassi. Alegan que la denuncia carece de sustento y que el proceso de sumario estuvo plagado de irregularidades, ignorando las pruebas presentadas en su defensa.
Las autoridades universitarias continúan sosteniendo la condena académica a Galafassi, lo que ha generado el repudio unánime de la comunidad académica, que acusa a la universidad de ser cómplice en este conflicto. Alegan que algunos falsos testigos, quienes se presentaron durante el proceso, obtuvieron beneficios académicos tras las denuncias.
El caso ha generado una profunda división en la Universidad de Quilmes, levantando polvareda y reavivando el debate sobre la utilización de denuncias en el contexto de la violencia de género. La situación sigue en desarrollo mientras la comunidad académica busca respuestas y justicia ante este escandaloso episodio.